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lunes, 15 de abril de 2013

¡Muchos" Polaris" y amarilla!

Desde empecé a hacer tartas, mi hija, después de ver terminada cada una de ellas, siempre me pregunta lo mismo: "¿mamá, para mi cumpleaños me vas a hacer una?"

¡Y claro que se le la he hecho! Además, tenía muy claro cómo la quería: "¡con muchos Polaris y amarilla!"


Lo del color creo que lo entenderéis fácilmente y es que el amarillo es su color favorito. Pero lo de los "Polaris"... mejor os presento primero a Polari y luego os lo explico. Aquí lo tenéis:


Es este osito, que está continuamente despeinado y que, por más que lo lave, ya no se pone blanco. Pero es su osito, el más suave y blandito del mundo, con el que lee cuentos y con el que duerme desde que era una bebé... nos ha acompañado a todas partes, siempre viene con nosotros y, cómo no, tampoco podía faltar en esta tarta...


¡Polaris por todas partes!

Y es que mi peque ya no lo es tanto y ha cumplido 4 años... ¡Madre mía! Y ella quería tener una tarta muy especial, porque era la primera vez que hacíamos una fiesta con sus amiguitas.


Y no podía negarle esta tarta.

Lo que más le costó elegir fue el sabor, porque le encantan  el chocolate y el limón y no sabía cuál escoger... Al final ganó el primero: un bizcocho muy jugoso de chocolate (hecho con buttermilk) y crema de chocolate (aunque para "suavizar" un poco, puse una capa de nata vegetal sin que se enterara, je, je...). La capa de fuera, también es nata, coloreada de amarillo (¡cómo no!)


No tengo foto, con las prisas y los nervios se me olvidó hacerles alguna, pero también hice unos cupcakes de limón rellenos de lemoncurd y terminados con nata, por si había alguien que no fuese muy "adicto" al chocolate, que les encantaron a todos.

Cuando la terminé, me dí cuenta que es una de las tartas que he hecho que más me ha gustado, no sólo por  lo que significa, sino por lo tierna y graciosa que, creo, quedó.

Lo que no quedó fue tarta... sólo se salvó el número 4 y la escalera con el osito (¡el único que se salvó!), que los tengo bien guardaditos.

¡Disfruté muchísimo viendo la cara que puso cuando vió la tarta terminada y por lo bien que se lo pasaron!

Pero, aunque la fiesta pasó, ya está pensando en su tarta del año que viene... je,je...

Y sólo me queda decir que la adoro y que es mi tesorete, y que, tanto su padre como yo, no podríamos vivir sin ella.

¡Te quiero pizco ratonero!

Espero que os haya gustado.

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